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En los momentos en los que decido desacomodar la vida me refugio en, éste, mi rincón para crear un espacio para la escritura cuando, en realidad me siento en estado de lenguaje escrito. Aunque muchas veces no puedo distinguir qué es lo primero; si la soledad o la escritura. Sin embargo la palabra escrita, su cadencia, su musicalidad y sus cuidados, su intensidad y su intencionalidad me intimidan. No obstante si me lees no me sentiré tan sola, me sentiré reconocida.

jueves, 30 de julio de 2009

*UN POCO DE HISTORIA*


Corría el año 2000 y la democracia en nuestro país cumplía sus 17 años. Sin embargo el nuevo siglo que asomaba traía pronósticos poco alentadores. Rumores mundiales anunciaban fuertes turbulencias en el mundo financiero que repercutirian, con adversidad, en los países en vías de desarrollo. Se nos derrumbaban las ilusiones. No había lugar para la esperanza. La crisis económica, social, cultural y moral hunde sus raíces en décadas oscuras, cada una, arrastró las secuelas que dejaba la anterior, de ese modo, el desgaste y el empobrecimiento habían alcanzado límites insospechados. Así las cosas nos sumíamos en una suerte de metamorfosis en la que, paulatinamente, de treinta y cinco millones de argentinos que eramos en el año 2000 (2009 data aproximadamente cuarenta millones de habitantes) veinte millones pasaban a pertenecer a la categoría de pobres y otros ocho millones a la de indigentes. En ese contexto, avasallados, despojados de nuestros ahorros, nos despertamos un día con la angustia de saber que aquello que nos había hecho sentir productivos e integrados a un sistema social ya no lo teníamos, el trabajo. La vida nos tenía preparada una jugada para la que no nos habíamos alistado. Miles de familias formaban colas interminables, en consulados y aeropuertos, para emigrar en busca de nuevos horizontes, entre ellos estaba mi marido. Angeles Mastreta en alguna parte de "El cielo de los leones" uno de sus libros, dice:"Andar en la vida es irse de parranda en busca de sus mejores instantes...". Ecuador fue su destino y residencia, lejos de sus bienes, hijos y familia, un expatriado. Nos quedaba la tarea de buscar el modo de acortar los 8.500 km de distancia y el tiempo para poder reunirnos, desahogarnos y juntar fuerzas para seguir adelante.¿ Seguir adelante en busca del instante al que refería Mastreta?

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